Las caries dentales son uno de los problemas bucodentales más frecuentes, pero también uno de los más evitables. Estas lesiones destruyen el esmalte y la dentina de los dientes y están causadas por bacterias que transforman los azúcares de la comida en ácidos. A menudo, las caries se desarrollan de forma silenciosa, sin dolor ni molestias aparentes, hasta que ya han afectado a capas profundas del diente. Por eso, conocer cómo se originan, qué síntomas presentan, qué tipos existen y cómo prevenirlas es clave para mantener tu salud oral.
La caries dental es una enfermedad infecciosa que destruye progresivamente los tejidos duros del diente. Está causada por los ácidos que generan las bacterias presentes en la boca al descomponer los azúcares de los alimentos. Estos ácidos desmineralizan el esmalte dental y, si no se tratan a tiempo, avanzan hacia la dentina y la pulpa, provocando dolor, infección y, en los casos más graves, la pérdida del diente.
Las caries aparecen cuando la higiene bucal no es suficiente para eliminar la placa bacteriana. Por tanto, la placa bacteriana es la principal responsable de la aparición de la caries.
Las caries se forman cuando las bacterias, presentes de manera natural en la boca, se juntan con los restos de alimentos que se quedan en la cavidad oral después de las comidas, creando ácidos que dañan el esmalte. Si esta situación se mantiene en el tiempo, la desmineralización del diente avanza hasta provocar un pequeño orificio (caries).
En líneas generales, el proceso de formación de caries se desarrolla de la siguiente manera:
si la placa bacteriana no se retira debidamente con el uso del cepillo y el hilo dental, los ácidos que produce empiezan a atacar el esmalte.
si no se detiene la progresión de la lesión, los ácidos llegan a la capa intermedia del diente (dentina), lo que genera sensibilidad. En este punto, la caries ya empieza a manifestarse con dolor y sensibilidad.
si se continúa sin poner remedio a la situación, la caries proseguirá su avance llegando a la pulpa dental, que es donde se localizan los nervios. En este punto, la infección provoca en el paciente un intenso dolor.
si la infección de la pulpa no se trata puede propagarse y afectar a tejidos más profundos, como el hueso y el periodonto. En este punto, puede formarse un absceso dental, que ocasiona más dolor e incluso la pérdida del diente.
En función del lugar en el que se forman, distinguimos tres tipos de caries dentales:
Afectan a los lados de los dientes, especialmente entre pieza y pieza. Su desarrollo es menos visible y suelen detectarse en revisiones rutinarias.
Se forman en las ranuras de las superficies masticatorias de los molares y premolares. Son las más fáciles de detectar por el paciente.
Afectan a las raíces de los dientes y se forman sobre todo en personas que presentan encías retraídas. Por ello, son más frecuentes en pacientes mayores o con enfermedad periodontal.
A continuación, te detallamos los signos que pueden advertir de la presencia de caries. No obstante, el diagnóstico definitivo debe ser realizado por un odontólogo, tras una exploración clínica y, si es necesario, radiográfica.
Aunque la caries puede desarrollarse en cualquier persona, existen una serie de factores que aumentan la propensión a sufrir caries.
El precio del tratamiento de la caries puede variar en función de diversos
factores, como la extensión de la lesión y la complejidad del caso.
*Incluye obturación simple.
Precio de adquisición al contado (PVP) 42€ (no financiable).
El tratamiento para la caries depende de la fase en la que se encuentra. Cuanto más profunda sea la caries, más minucioso y complejo deberá ser el tratamiento a realizar por el odontólogo. Por este motivo, lo más importante es la detección temprana de la caries.
Es el tratamiento más sencillo y habitual y se realiza en caries que no afectan la pulpa del diente. El empaste consiste en limpiar y eliminar el tejido afectado y colocar un material de relleno, como el composite.
Se realiza cuando la caries ha alcanzado la pulpa dental. La endodoncia consiste en retirar la pulpa (nervio del diente) y sellar el conducto radicular, para que no se produzca la entrada de nuevas bacterias.
Se usan cuando el diente ha perdido gran parte de su estructura. Con la reconstrucción se restaura la zona afectada con composite y, en función de la extensión de la caries, se puede colocar después una corona para proteger el diente dañado.
En casos muy avanzados, cuando el diente presenta una destrucción muy severa o la infección está muy diseminada, puede ser necesario extraer el diente y colocar un implante.
Cepillarse los dientes después de cada comida y utilizar hilo dental a diario, especialmente por la noche, para eliminar la placa bacteriana que se acumula sobre la superficie dental y entre dientes y encías. Además el dentífrico debe contener flúor.
Acudir periódicamente al odontólogo, al menos una vez al año, si el dentista no recomienda acudir con mayor frecuencia. Un diagnóstico temprano ayuda a prevenir problemas mayores. Además, someterse a una limpieza dental es la forma más adecuada de prevenir muchas otras patologías orales.
Cambiar el cepillo de dientes cada tres meses, para que mantenga la forma adecuada y siga cumpliendo su función de retirar los restos de alimentos de la boca.
Restringir el consumo de alimentos y bebidas azucaradas. Además, lo recomendable es no ingerirlos entre comidas para evitar exponer el diente al ácido que producen las bacterias. Si se toman entre horas hay que cepillarse los dientes después para evitar que los azúcares permanezcan en la boca durante horas. Tras la ingesta de comida o bebidas hay que esperar 30 minutos para cepillarse, para que la saliva realice un efecto tapón, neutralizando los ácidos producidos por las bacterias. Si se cepillan los dientes inmediatamente después el pH está muy bajo y se desgasta el esmalte.
Beber agua con frecuencia y mantener una dieta equilibrada. El consumo frecuente de agua ayuda a retirar las bacterias y a evitar su excesiva proliferación.
Filipa Nunes es coordinadora médica del área de Ortodoncia del Grupo Vitaldent. Se licenció en Medicina Dental por el Instituto Superior de Ciencias de la Salud en Lisboa (Portugal) y estudió un posgrado internacional en Odontología Integral en la Universidad de Nueva York (Estados Unidos). Además, cuenta con experiencia profesional como ortodoncista tanto en España como en Portugal.
Encuentra nuestros artículos relacionados