La sensibilidad dental puede definirse como un dolor repentino, intenso y temporal de los dientes ante la presencia de determinados estímulos.
Por ejemplo, esto puede suceder con bebidas o alimentos muy fríos, calientes, dulces o ácidos.
Los dientes sensibles pueden deberse a múltiples factores que detallaremos en el siguiente apartado.
El bruxismo es el hábito mediante el cual una persona aprieta o rechina los dientes de manera involuntaria.
La continua tensión dental producida por el bruxismo hace que el esmalte se desgaste y, con el tiempo, deje expuesta la dentina.
En este punto, resulta conveniente recordar que la dentina es una capa interna del diente, protegida por el esmalte.
Esta capa cuenta con una gran sensibilidad, por lo que, cuando queda desprotegida por el esmalte, provoca las molestias al frío, el calor o los dulces.
Un cepillado de dientes agresivo provoca que la encía se retraiga. Y, cuando la encía se retrae, esta deja al descubierto la raíz del diente (una zona especialmente sensible).
Hay muchas personas que recurren a un cepillado muy enérgico porque consideran que, de esa manera, la limpieza de sus dientes será más eficaz y profunda.
Sin embargo, esto no es así. Para ilustrar esta afirmación con una comparación cotidiana podríamos decir que cepillarse los dientes se asemeja a barrer. Es decir, barrer más fuerte no garantiza que la limpieza sea mejor.
Con el objetivo de evitar la costumbre de practicar un cepillado de dientes muy agresivo, es recomendable usar cepillos con cerdas de dureza blanda o media.
También es posible que la sensibilidad aparezca tras un tratamiento odontológico, como una higiene bucodental profesional, un empaste, un blanqueamiento dental o una endodoncia o tratamiento de conductos.
En este caso, las molestias pueden durar hasta pasados unos días de haber terminado el tratamiento. Pasado ese plazo, el diente volverá a su situación habitual.
Determinadas pastas blanqueadoras, como las que cuentan con ingredientes como el carbón activado, deterioran la capa protectora del diente.
Esto, una vez más, provoca que la dentina quede desprotegida y, por tanto, experimente sensibilidad.
Para evitar que los productos que utilizamos durante el cepillado puedan perjudicarnos, es recomendable consultar con el dentista los hábitos de higiene.
Hay determinados productos y bebidas que pueden dañar el esmalte dental y la dentina.
Algunos ejemplos de ello serían los siguientes:
Para evitar que los ácidos de este tipo de alimentos y bebidas perjudiquen tu esmalte, te recomendamos que no te cepilles los dientes inmediatamente después de haberlos ingerido, sino un rato después.
Cuando la higiene oral no es tan exhaustiva como debería, progresivamente se van acumulando bacterias en los dientes y las encías.
De esta manera, forman la conocida placa bacteriana y, con el tiempo, dan lugar a las enfermedades periodontales: gingivitis y periodontitis.
Por su parte, una de las principales consecuencias de estas patologías es la sensibilidad dental.
El paso de los años también provoca que el esmalte se vaya deteriorando y que, por tanto, la dentina quede al descubierto.
Existen una serie de síntomas que pueden servirnos para identificar este problema tan común. En concreto, hablamos de las siguientes señales:
Se produce al ingerir bebidas o alimentos fríos, calientes, dulces o ácidos.
La sensibilidad dental es repentina y punzante.
La molestia es transitoria.
Cada día, nuestros odontólogos tratan a multitud de pacientes con dientes sensibles. Por tanto, aunque resulte molesto, este problema puede atajarse de manera relativamente sencilla.
Parte del tratamiento contra la sensibilidad dental puede llevarse a cabo en casa. Es decir, cambiando determinados hábitos de higiene e, incluso, de alimentación.
En el apartado siguiente te daremos una serie de consejos para tratar la sensibilidad en casa. Pero, de momento, vamos a centrarnos en los tratamientos que llevan a cabo nuestros dentistas en las clínicas Vitaldent.
Uno de los principales tratamientos contra los dientes sensibles consiste en la aplicación de fluoruro en las áreas afectadas.
De esta manera, se fortalece el esmalte y se atenúa el dolor.
En el caso de hallarnos ante una pérdida de tejido gingival, se puede extraer una pequeña cantidad procedente de otra parte de la boca y adherirlo a la zona en cuestión.
Así, se protegen las raíces expuestas y se combate la sensibilidad en los dientes.
En este punto, es fundamental destacar que, si la sensibilidad está ocasionada por un problema como, por ejemplo, el bruxismo, es igualmente necesario abordar esto último.
Es decir, no se podrá acabar con la sensibilidad dental si no se trata adecuadamente la causa que la ha provocado.
Utiliza un cepillo de dientes con cerdas de dureza media o blanda.
No te laves los dientes en exceso: hazlo después de cada comida.
Pide consejo a tu dentista o higienista para que te enseñe la técnica de cepillado correcta y sigue sus indicaciones.
Usa dentífricos para dientes sensibles.
Minimiza la ingesta de alimentos ácidos.
Cepíllate los dientes realizando movimientos verticales y de dentro hacia afuera: no hagas movimientos horizontales.
Dicho esto, te recordamos que lo más recomendable es que acudas a una de nuestras clínicas para pedir consejo al dentista. Una vez allí, este podrá facilitarte indicaciones más precisas y efectivas para tu caso concreto.
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