María Latorre 
¿Sabías que algunos casos de sensibilidad dental pueden estar indicando una pulpitis? ¿Has oído hablar de la inflamación de la parte interna del diente? A continuación, te detallamos en qué consiste esta afección, cuáles son sus causas y cómo se puede tratar.
¿Qué es la pulpitis?
Se trata de una inflamación de la pulpa dental. Antes que nada, debes saber que la pulpa es la parte más interna del diente e incluye tanto el nervio como las células que producen la dentina. Además, cumple dos funciones: por un lado, envía las señales nerviosas si el diente sufre algún daño; por otro, lo nutre y forma la dentina.
Cuando, por diferentes motivos, se origina una fractura en el diente, las bacterias pueden penetrar con facilidad hasta esta parte de la pieza dental. Esto puede provocar una inflamación y, en algunos casos, una infección.
Síntomas de la pulpitis
Los principales síntomas de esta patología son los siguientes:
- Inflamación e hinchazón: se puede percibir dentro o fuera de la cavidad bucal.
- Sensibilidad dental: el síntoma principal es la sensibilidad dental a los alimentos o bebidas frías o calientes.
- Sensación de presión en los dientes: la presión en un diente puede ocasionar molestias, sensibilidad o dolor.
- Dolor: cuando la sensibilidad o la presión es intensa, es posible que, igualmente, se sienta mucho dolor. Este puede durar unos segundos o varias horas, según la gravedad de la inflamación.
Tipos y fases de la pulpitis
Nos referimos a una pulpitis reversible o irreversible según el estado de la afección. En el primer caso, la pulpa dental se puede tratar y el dolor al estímulo sobre el diente no dura más de dos segundos. No obstante, en el segundo, está más avanzada, de manera que el dolor permanece durante más tiempo.
Por otra parte, podemos diferenciar tres fases de esta inflamación.
1. Pulpitis crónica
Se caracteriza por una inflamación severa del nervio cuando la lesión afecta a la dentina. El dolor es leve o moderado e intermitente, surge al masticar y al consumir alimentos fríos o calientes. Una característica específica es que este dolor se mantiene por un periodo de tiempo después del estímulo que lo ha provocado.
2. Pulpitis aguda
La pulpitis aguda consiste en una inflamación con dolor intenso y localizado. Tiene dos fases, serosa (acumulación de líquido) y purulenta (acumulación de pus), que pueden darse incluso a la vez.
La diferencia principal es que la purulenta, también llamada infecciosa, es una fase más compleja que la anterior e implica una emisión de materia purulenta o pus. Pese a que ambas empeoran con los alimentos calientes, en el caso de la purulenta hay un alivio temporal del dolor con la aplicación de frío.
3. Necrosis pulpar
Si no se trata, la última fase de esta afección es la necrosis pulpar. El tejido se va degenerando por la falta de flujo sanguíneo y el nervio se muere. Los síntomas característicos son la insensibilidad al frío y al calor, pero con un dolor muy intenso al tacto.
Causas de la pulpitis
Tanto la genética como la higiene bucodental influyen en la aparición de la pulpitis. Sin embargo, hay algunos factores que se relacionan de forma directa con esta inflamación dental.
1. Caries
La caries es la causa más frecuente. Una vez que la infección microbiana atraviesa la dentina, empieza a afectar a la pulpa.
2. Traumatismo
Cuando un traumatismo (golpe, masticación de un alimento duro o un accidente) corta el flujo sanguíneo o linfático de la pulpa.
3. Enfermedad periodontal
Las dos enfermedades periodontales son la gingivitis y la periodontitis. Estas pueden llevar a un deterioro progresivo de la estructura del diente.
4. Desgaste dental
Algunas personas sufren un desgaste progresivo de los dientes como consecuencia del bruxismo (rechinar de dientes), trastornos digestivos, una limpieza dental demasiado agresiva o con mucha fuerza, consumo excesivo de alimentos ácidos, etc.
5. Procedimientos odontológicos incorrectos
Cuando no se han realizado de manera correcta o se han tenido que aplicar diferentes técnicas invasivas, las cuales han producido un daño en el esmalte y la dentina. Por ejemplo, una restauración defectuosa o una corona desadaptada o descolocada.
Tratamiento de la pulpitis
Mediante un examen, una evaluación de los síntomas y el historial del paciente, el odontólogo valorará si la patología se puede tratar o bien es irreversible y conviene extraer la pieza dental.
Empaste
Si se trata de una caries poco profunda, la solución es tan sencilla como un empaste. El empaste es adecuado para casos de pulpitis reversible, la cual remite después del tratamiento.
Endodoncia
Una de las soluciones para los casos irreversibles es la endodoncia. Esta consiste en retirar el nervio desvitalizado de la pulpa y de los conductos radiculares para después sellarlos. Esta técnica se lleva a cabo con anestesia y permite salvar la pieza dental.
Coronas dentales
Las coronas o fundas dentales son prótesis que se colocan encima del diente natural para mejorar su estética y su funcionalidad. Son adecuadas para reconstruir un diente cuando su estructura ha quedado debilitada tras haberle realizado una reconstrucción y/o una endodoncia.
Extracción
En los casos más complejos en los que no se puede realizar la endodoncia, el odontólogo podría determinar la necesidad de extraer la pieza dental.
Fármacos
Por último, según la circunstancia, el paciente podría requerir medicamentos antiinflamatorios o analgésicos para calmar el dolor, y antibióticos para la infección.
¿Qué pasa si no se trata una pulpitis?
La pulpitis que no se trata puede derivar en la muerte del nervio y, en algunos casos, en la extracción de la pieza dental, además de ocasionar muchas molestias. Por ello, es importante acudir al dentista ante las primeras molestias de hipersensibilidad dental o dolor. Visita las clínicas Vitaldent para ponerte en manos de un profesional y cuidar tu salud bucodental.
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