La mandíbula es uno de los huesos clave de la boca. Su buen funcionamiento y su correcta posición permiten llevar a cabo una masticación adecuada y asegurar buena parte de la salud oral.
La articulación de la mandíbula, conocida también como articulación temporomandibular (ATM), suele ser una de las zonas que más sufre la sobrecarga del estrés diario, ocasionando problemas bucodentales.
La tensión en la mandíbula puede ser provocada por diversas causas como el estrés, la ansiedad o la inflamación, entre otras. Esta tensión puede manifestarse de manera puntual o gradualmente, perdurando incluso durante largos periodos. Y, a veces, también puede presentarse con dolor mandibular.
¿Qué es la articulación temporomandibular o ATM?
La articulación temporomandibular es aquella que está formada por el hueso temporal del cráneo y la parte superior de la mandíbula. Existen dos articulaciones que actúan simultáneamente, una a cada lado de la cabeza.
La ATM abarca dos superficies cartilaginosas cubiertas por una cápsula articular fibrosa y una membrana sinovial (tejido que cubre la parte interna de las articulaciones móviles). Esta cápsula presenta, en su cara lateral, el ligamento temporomandibular, el cual impide que el cóndilo mandibular (protuberancia redondeada de la mandíbula) se desplace demasiado hacia atrás y hacia abajo. Dicho ligamento se encarga también de proporcionar rigidez al movimiento lateral.
La articulación temporomandibular permite realizar diversos movimientos en todos sus ejes: movimientos de lateralidad, de apertura y cierre (descenso y elevación), y de protrusión y retrusión (hacia adelante y hacia atrás).
En algunos casos, al igual que el resto de articulaciones del cuerpo, la ATM puede inflamarse, fracturarse y causar dolor, lo que afecta tanto a la propia articulación como a los músculos circundantes. Normalmente, este dolor suele ser temporal y puede tratarse con algunos ejercicios y la aplicación de frío y calor.
Existen varios tipos de alteraciones de la ATM:
- Dolor miofascial: el dolor se produce en los músculos que controlan la mandíbula y suele originar ciertas anomalías en los movimientos mandibulares. Este trastorno suele estar ocasionado por cansancio, tensión o espasmos en los músculos masticatorios (masetero, temporal y los pterigoideos lateral y medial).
- Alteraciones inflamatorias y degenerativas: estos cambios degenerativos en las articulaciones suelen ir seguidos de debilidad, inflamación y dolor.
- Asimetría interna: se debe al desplazamiento de un disco (cartílago que sirve de amortiguador entre los huesos de la articulación), traumatismos de cóndilo, una mandíbula dislocada o una mala alineación. Suele caracterizarse por chasquidos al realizar movimientos y un dolor articular localizado.
- Síndrome de tensión temporomandibular, también llamado síndrome de Costen: es un trastorno de la articulación temporomandibular que afecta tanto a la propia articulación como a los nervios y músculos contiguos.
Estas alteraciones se pueden detectar acudiendo a un odontólogo, el cual se encargará de palpar directamente la zona y de realizar las pruebas que sean necesarias. Las alteraciones suelen ser fácilmente detectables, ya que la mandíbula tiende a presentar cierta desviación.
El síndrome de Costen lo padece un 80% de la población, siendo más frecuente en mujeres de entre 30 y 50 años. No obstante, en casos excepcionales, se puede dar incluso en bebés, debido a que nacen con ciertas anomalías en la articulación temporomandibular.
Si la ATM no funciona adecuadamente, puede ocasionar dolores en cabeza, cuello, mentón u oídos.
Causas del síndrome temporomandibular
Las causas del síndrome temporomandibular o síndrome de Costen siguen estudiándose a día de hoy, ya que no se ha podido establecer el origen exacto.
No obstante, se cree que el estrés es una de las razones más significativas. Esto se debe a que las personas que sufren estrés tienden a apretar la mandíbula, lo cual genera dolor en diferentes partes de la cara, debido a la tensión que se ejerce en los músculos circundantes a la articulación. Muy ligado con esto, también el bruxismo se encuentra dentro de las principales causas, ya que es un trastorno que suele ser consecuencia del estrés y la ansiedad.
En resumen, son diversas las causas que provocan tensión en la mandíbula:
- Un tratamiento de ortodoncia que no ha sido bien planificadoo una maloclusión (mala alineación de los dientes).
- Artritis reumatoide: es un trastorno autoinmune crónico que provoca la inflamación de las articulaciones.
- Estrés, ansiedad y problemas emocionales: los cuales pueden desencadenar en bruxismo.
- Lesiones por fuertes traumatismos: pueden ocasionar desgarros o fracturas en la articulación.
- Enfermedades infecciosas como el tétanos: el tétanos provoca contracciones musculares en la mandíbula y en el cuello, debido a las toxinas que causa la bacteria Clostridium tetani.
- Osteoartritis: es una enfermedad crónica que afecta, sobre todo, a las articulaciones.
- Desórdenes del desarrollo y congénitos: pueden derivar en hipoplasia (órgano o tejido poco desarrollado), hiperplasia (aumento del tamaño de un tejido u órgano) o aplasia (ausencia total de un órgano o tejido).
¿Cuáles son los síntomas de la tensión mandibular?
Una articulación temporomandibular tensa no permite realizar ciertos movimientos en su totalidad y puede causar chasquidos meniscales al realizarlos. Hoy en día, esta patología es cada vez más común, debido al alto grado de estrés que sufrimos.
El trastorno se caracteriza por tener un amplio abanico de síntomas, entre los cuales se pueden encontrar los siguientes:
- Otalgia: dolor de oídos, en uno solo o en ambos.
- Dificultades o molestias al hablar, morder o masticar.
- Dolor facial o dolor periarticular (alrededor de la articulación).
- Chasquidos al realizar los movimientos de la mandíbula.
- Cefaleas y dolor de cuello.
- Espasmos musculares en la mandíbula y sus alrededores.
- Rigidez en los huesos maxilares.
- Alteraciones en la mordida.
- Dientes desgastados y sensibles.
- Acúfenos: percepción de ruidos, zumbidos o pitidos en los oídos.
- Sensación de picor y congestión en el conducto auditivo.
- Sequedad de la boca o picor de garganta.
- Inflamación de la articulación y adormecimiento de la piel facial.
- Dolores crónicos en espalda y cervicales.
¿Cómo aliviar la tensión en la mandíbula?
En caso de sentir cualquier síntoma de tensión en la mandíbula, la opción más adecuada es acudir a un dentista y seguir sus recomendaciones. Él será quien determine las causas y nos aconseje, en caso de ser necesario, el tratamiento adecuado.
Sin embargo, hay algunos consejos y ejercicios que podemos seguir para relajar la mandíbula:
- Estiramientos de la mandíbula: con el músculo de la mandíbula relajado, apoyamos la punta de la lengua justo detrás de los dientes superiores y bajamos la mandíbula, separando así los dientes inferiores de los superiores.
- Ejercicios goldfish (apertura parcial): presionando la lengua contra el paladar, colocamos el dedo índice en la barbilla y otro en la ATM, bajamos la mandíbula lo máximo posible y cerramos la boca.
- Resistencia al abrir la boca: colocamos el pulgar debajo del mentón y el índice en la parte anterior del mentón. Abrimos la boca lentamente y, a la vez, vamos empujando contra la barbilla suavemente, haciendo resistencia. Mantenemos esta posición durante unos segundos y cerramos la boca paulatinamente.
- Masajes para el bruxismo: realizamos masajes circulares, lentamente, con la yema de los dedos en la zona de la sien y delante de la oreja. Tras ello, hay que abrir y cerrar la boca con cuidado para estirar la mandíbula.
- Ejercicios para no apretar los dientes: aprieta la mandíbula con mucha fuerza durante 8-10 segundos. Tras esto, relaja los músculos y mueve la mandíbula suavemente de izquierda a derecha. Repite el ejercicio las veces que sean necesarias hasta que notes cómo disminuye la tensión.
- Estiramiento de las cervicales: doblamos el cuello, llevando la oreja hacia el hombro. Debemos mantener esta posición durante unos segundos y repetir el ejercicio hacia ambos lados (izquierda y derecha).
- Cambios en la dieta: se puede probar a seguir una dieta más blanda, ya que supone menos presión para la mandíbula. Debemos evitar alimentos duros o masticar chicles, así como cualquier bebida excitante.
- Combinaciones de frío y calor: podemos aplicar compresas frías o calor húmedo.
- Férulas de descarga: deben ser recomendadas y confeccionadas por un odontólogo. La férula de descarga se trata de un dispositivo rígido de plástico, diseñado y fabricado a medida, el cual se coloca sobre una de las arcadas dentarias. Sirve para mejorar la posición de la mandíbula y evitar el contacto entre los dientes superiores e inferiores (lo que ocasiona los desgastes).
- Medicación: también puedes consultar con tu médico o dentista qué tomar para relajar la mandíbula. Existen determinados analgésicos o relajantes musculares que te van a ayudar a combatir el dolor.
En resumen, la articulación temporomandibular es la articulación que une la parte superior de la mandíbula con los huesos temporales del cráneo y son dos, una a cada lado de la cabeza.
Cada una de ellas está formada por músculos, ligamentos, vasos sanguíneos, un disco articular y nervios. Al ser una de las articulaciones del cuerpo más usadas y debido a la complejidad de movimientos que lleva a cabo, en ocasiones, puede presentar ciertos problemas.
Uno de los problemas más comunes suele ser la tensión mandibular, conocido también como síndrome de Costen o síndrome de tensión temporomandibular. Esta es una patología que afecta tanto a la articulación como a los músculos y nervios adyacentes.
A día de hoy, no se sabe exactamente el origen de este síndrome, pero algunos estudios apuntan a la sobrecarga del estrés diario que sufre dicha articulación. No obstante, la tensión mandibular puede ser provocada también por diversos problemas emocionales o ansiedad y presentarse también con dolor en la mandíbula.
Entre los síntomas más frecuentes de la tensión mandibular encontramos cefaleas, dolor de oídos y dientes, chasquidos en la mandíbula y molestias al masticar o morder, entre otros. En caso de tener alguno de estos síntomas, no dudes en ponerte en contacto con un odontólogo en tu clínica Vitaldent más cercana. Ellos te ayudarán a solucionar el problema y pautar un tratamiento, en caso de que sea necesario.