Por lo general, esta técnica se utiliza en pacientes que han sufrido una pérdida de hueso considerable tras la caída de uno o varios dientes. En este punto, se debe recordar que cuando faltan piezas dentales, la masa ósea tiende a reabsorberse de manera natural y progresiva. Esto se debe a que el hueso es el encargado de soportar los dientes y, cuando estos desaparecen, el hueso deja de recibir el estímulo necesario y se va atrofiando.
El injerto óseo implica la colocación de material óseo directamente en la zona donde se necesita la reconstrucción.
Las características principales de este tratamiento son las siguientes:
Se realiza mediante la colocación quirúrgica de material óseo en la zona afectada. Puede combinarse con otros procedimientos regenerativos.
Está aconsejado en casos de pérdida ósea severa donde no hay suficiente base para colocar los implantes dentales.
Proporciona una base inmediata para soportar el crecimiento óseo y la colocación de implantes dentales.
Puede provenir de diferentes fuentes, como hueso del propio paciente, de donantes o biomateriales sintéticos. Dentro del hueso natural podemos distinguir los injertos autólogos (del propio paciente), los aloinjertos (de donantes) y los xenoinjertos (de origen animal).
Gracias a los injertos de hueso, y una vez transcurrido el tiempo necesario (unos meses), se puede alcanzar el nivel de cantidad y calidad ósea suficiente para posteriormente colocar un implante. Es decir, hasta que el paciente no tiene suficiente hueso en altura y anchura no se podrá fijar el implante dental a la boca.
En primer lugar, es necesario realizar una exploración oral al paciente, así como pruebas radiográficas, como un TAC o CBCT, para poder determinar si presenta un adecuado volumen óseo. A continuación, se planificará la intervención a través de un programa informático.
Se practica el injerto en el interior del hueso. Después habrá que esperar de cuatro a nueve meses para que el hueso se regenere con éxito. Durante todo este tiempo el paciente tendrá que seguir una serie de pautas y cuidados en casa para favorecer el éxito de la regeneración.
Una vez que el hueso haya cicatrizado, se procederá a la colocación del implante. A continuación, se esperarán alrededor de tres meses, en función del implante colocado y de la calidad del hueso. En algunos casos, se podrá colocar una corona provisional durante este periodo (proceso de osteointegración).
Tras el periodo de osteointegración, se coloca la corona no prótesis definitiva.
A los pacientes que se han sometido a este tratamiento se les recomienda, al menos, una visita anual a la clínica dental para supervisar la evolución del proceso.
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María Latorre es coordinadora médica del área de Periodoncia y Endodoncia del Grupo Vitaldent. Es licenciada en Odontología por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y cuenta con el máster en Odontología Integrada de la misma institución. Además, completó sus estudios superiores con el máster en Cirugía Oral, Implantología y Periodoncia de la Universidad de Málaga.
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