Filipa Nunes Filipa Nunes
4 min de lectura
Revisado por la Comisión Médica
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¿Conoces las consecuencias de chuparse el dedo durante la infancia? Este hábito tan común en bebés y niños pequeños les aporta tranquilidad y seguridad. Sin embargo, puede conllevar diferentes problemas en su salud bucodental si se mantiene demasiado tiempo. Te lo explicamos a continuación.

¿Hasta cuándo puede el niño chuparse el dedo?

Los niños que se succionan el dedo buscan obtener el estímulo y relajación que le produce esta costumbre. A medida que crecen, la mayoría abandonan este hábito de manera espontánea. Esto suele suceder entre los 2 y los 4 años de edad.

Cuando, pasado ese periodo, se mantiene esta práctica, es conveniente acudir al dentista pediátrico para una evaluación. El odontólogo le hará un examen para saber si hay problemas de desplazamiento dental u otras afectaciones en el desarrollo de la cavidad oral.

Consecuencias de chuparse el dedo

¿Cuáles son las consecuencias de chuparse el dedo más allá de los 2 años de edad? Estos son los problemas más frecuentes:

  • Cambio de orientación de las arcadas dentarias: la arcada superior se desplaza hacia delante y la inferior lo hace hacia atrás. Es decir, los dientes de arriba sobresalen respecto a los de abajo.
  • Maloclusión dental: al morder no hay contacto entre los incisivos superiores e inferiores, lo que da como resultado una mordida abierta. Esto significa que los dientes no encajan al masticar o cerrar la boca.
  • Deformación del paladar: la succión del dedo ejerce una presión hacia la parte superior de la boca y va modificando la forma del paladar de manera progresiva.
  • Hipoplasia del maxilar superior: la ubicación anómala de la lengua por la posición del dedo ocasiona un desarrollo insuficiente del hueso maxilar superior.
  • Alteraciones en la fonación y la pronunciación: todas estas desviaciones que afectan a los dientes, la lengua y el paladar pueden causar dificultades en el habla del niño a la hora de articular palabras, lo que se conoce en lenguaje médico como dislalias.

Además de las complicaciones bucodentales, hay que tener en cuenta la afectación emocional. Esto es más notorio a medida que el niño crece. Este factor es muy importante, ya que, según los estudios citados en este artículo,  la costumbre de chuparse el dedo se mantiene en un 12,1 % de los niños de más de 7 años y en un 1,9 % de los niños de 12 años.

Las consecuencias de chuparse el dedo más allá de los 2 años de edad incluyen desplazamientos y deformaciones en los dientes, el paladar.

Posibles causas de chuparse el dedo

Este comportamiento se relaciona con diferentes necesidades físicas y emocionales en la infancia. En el ámbito científico, los estudios han comprobado que mediante este hábito se estimulan los receptores nasopalatinos del nervio trigémino. Con este acto se obtendría un equilibrio muscular y una liberación de tensiones físicas y psicológicas.

Esta investigación confirmaría la sensación de calma que perciben los niños al chuparse el dedo o utilizar el chupete. Por ello, es comprensible su efectividad para tranquilizarlos en momentos de agitación o ayudarlos a conciliar el sueño.

En segundo lugar, también hay que tener en cuenta posibles cambios en el entorno emocional del pequeño. Por lo tanto, el tratamiento debería considerar dar un refuerzo o apoyo profesional en este sentido.

Por último, en algunos casos, la succión del dedo pulgar puede ser debida al aburrimiento, a modo de acto reflejo.

¿Cómo hacer que el niño deje de chuparse el dedo?

Para ayudar al niño a dejar esta práctica, lo más importante es la actitud de los padres. Es necesario que comprendan los factores que influyen en esta necesidad de su hijo, los que le pueden provocar miedo, preocupación o nerviosismo. En esos momentos es muy contraproducente la recriminación, la ridiculización o el enfado.

El niño puede haber adquirido esta costumbre incluso en la etapa intrauterina, o bien en los primeros meses de vida. Por lo tanto, decirle que no lo haga no será suficiente, e incluso podría agravar y perpetuar la situación.

La clave consiste en comprenderlo y ayudarlo a encontrar la manera de sustituir ese apoyo que necesita. Puede ser mediante juegos, canciones, respiración, ejercicios o abrazos, recursos que deben estar adaptados a su edad.

No se puede modificar este hábito de un día para otro. Por ello, la familia se puede proponer pequeños objetivos semanales y premiarle los logros con felicitaciones. De este modo, se establece un clima constructivo de comunicación, apoyo y positividad que hará que el niño quiera lograrlo por sí mismo. El resultado también favorecerá que tenga una mayor autoestima y autoconfianza.

Seguimiento del dentista pediátrico

Es necesario hacer un seguimiento del niño que tiene la costumbre de succionarse el dedo para evitar complicaciones en el futuro. En este sentido, el dentista evaluará la posición de las piezas dentales, controlará su erupción, valorará la relación de los maxilares, etc.

Cuando el niño mantiene el habito de chuparse el dedo después de los dos años deberá acudir a un odontólogo para valoración, en caso que ya existen consecuencias podría recomendar el uso de ortodoncia infantil para corregir un mal posicionamiento o apiñamiento, espacios interdentales excesivos (diastemas), etc. En todo caso, la recomendación principal es la de mantener visitas rutinarias para ir controlando el desarrollo de toda la cavidad oral.

De manera general, la primera visita al dentista debería ser con la erupción del primer diente o, como muy tarde, al cumplir el año.

¿Te preocupan las consecuencias de chuparse el dedo? ¿Tu hijo tiene este hábito desde hace años? Acude a tu clínica Vitaldent más cercana y pide cita con un odontólogo para evaluar su salud bucodental y prevenir problemas futuros.

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Filipa Nunes
Filipa Nunes
Filipa Nunes es coordinadora médica del área de Ortodoncia del Grupo Vitaldent. Se licenció en Medicina Dental por el Instituto Superior de Ciencias de la Salud en Lisboa (Portugal) y estudió un posgrado internacional en Odontología Integral en la Universidad de Nueva York (Estados Unidos). Además, cuenta con experiencia profesional como ortodoncista tanto en España como en Portugal.