La salud bucodental es fundamental para la salud general de las personas, pues se ha demostrado que está estrechamente relacionada.
Algunas enfermedades bucales como las periodontales (de las encías) o infecciones dentales como las caries pueden repercutir negativamente en otras como la diabetes o problemas cardiacos, por ejemplo.
Por eso, en el siguiente artículo te hablaremos sobre uno de los dispositivos más utilizados para mejorar y completar la higiene bucal: el irrigador dental. Te explicaremos qué es, cuáles son sus beneficios y cómo se utiliza.
¿Qué es el irrigador dental?
El irrigador dental es una herramienta que permite eliminar los restos de comida y la placa bacteriana que quedan entre los dientes y encías.
El irrigador dental permite eliminar la mayor cantidad de placa bacteriana posible.
Se trata de un dispositivo que utiliza agua a presión, accediendo, así, a los espacios poco accesibles donde el cepillo de dientes no puede llegar como las zonas interdentales, los implantes o las coronas dentales.
¿Cómo se utiliza el irrigador dental?
El irrigador dental es bastante fácil de usar, solo tienes que seguir estos sencillos pasos:
- Antes de usarlo, es necesario cepillarse bien los dientes durante, al menos, dos minutos y completar la limpieza con el hilo dental o un cepillo interproximal para eliminar los restos de bacterias y comida que queden entre los dientes.
- Hay que leer las instrucciones del fabricante, ya que, en función del aparato, podrás tener algunas acciones distintas.
- Conectamos el irrigador a una fuente de agua o llenamos el depósito con agua templada, según el dispositivo que tengamos.
- A continuación, colocamos la boquilla sobre la boca y comenzamos por las muelas. Es recomendable inclinarse sobre el lavabo para no salpicar la pared o el espejo.
- Seleccionamos la presión más baja y vamos aumentándola progresivamente, sin que llegue a molestar.
- Seguimos la línea de la encía para pasar por todos los dientes, especialmente entre los espacios interdentales. El chorro de agua debe incidir unos dos segundos sobre cada diente y hay que repetir el proceso sobre ambas caras del diente (externa e interna). El proceso entero durará unos dos minutos aproximadamente.
- Una vez hayamos terminado, vaciamos el depósito para evitar que proliferen las bacterias, y retiramos la boquilla.
- Finalmente, limpiamos el irrigador dental y aclaramos bien el depósito después de cada uso.
¿Cuándo se recomienda usar el irrigador dental?
El irrigador dental, como bien hemos comentado, es un complemento de higiene bucodental, por lo que se podría utilizar en la mayoría de los casos.
Sin embargo, hay algunos en los que se recomienda especialmente su uso, entre ellos:
- Uso de ortodoncia: sobre todo con los brackets, ya que el chorro de agua a presión ayudará a eliminar las bacterias y los restos de comida que se quedan entre los brackets o espacios interdentales, evitando, a su vez, la formación de sarro.
- Enfermedades periodontales o de las encías: gracias al agua a presión se masajea la encía, ayudando, así, a reducir el sangrado y eliminando también las bacterias de la cavidad oral.
- Personas con discapacidades o problemas de movilidad: que puedan necesitar ayuda de terceros, ya que, al ser un dispositivo accesible, les puede servir de ayuda para completar la higiene bucodental.
- Sensibilidad dental: aquellas personas que padezcan hipersensibilidad pueden reemplazar el uso del hilo dental por el irrigador y mejorar, así, la limpieza bucodental.
- Personas con implantes dentales: pues el irrigador permite llegar a todos los recovecos y limpiar en profundidad alrededor de las piezas dentales.
¿Cuáles son las ventajas del irrigador dental?
Son numerosas las ventajas que ofrece el irrigador dental, entre ellas destacan:
- Previene la aparición de caries dental y enfermedades periodontales como la gingivitis o periodontitis, ya que estimula las encías y mejora su circulación sanguínea.
- Es eficaz y fácil de usar.
- Mejora la higiene bucodental, evitando, a su vez, la formación de sarro.
- Previene la halitosis o mal aliento.
- Ayuda a eliminar la placa bacteriana y los restos de comida entre los dientes y a lo largo de la línea de la encía.
- Facilita la limpieza de los dientes y espacios interdentales, sobre todo en personas con coronas (fundas), puentes o implantes dentales, al igual que aquellas que tienen ortodoncia.
- Reduce el sangrado e inflamación de encías.
- Ofrece sensación de frescor y mayor limpieza.
Consejos sobre cómo usar el irrigador dental
Existe una amplia gama de irrigadores dentales con funciones y características distintas. Por eso, antes de comprar uno, valora tus necesidades y si tienes cualquier duda, consúltalo con tu dentista.
El irrigador dental, como bien hemos comentado, es un complemento de higiene bucal, por lo que no debe sustituir nunca al cepillado dental. Es importante llevar a cabo una rutina diaria y combinar su uso para conseguir una buena higiene bucodental.
Ante todo, recuerda que cada persona tendrá unas necesidades y no siempre está recomendado su uso. Para ello, no olvides consultarlo con un especialista.
¿Qué contraindicaciones tiene el irrigador dental?
El irrigador dental es un dispositivo seguro e inocuo, siempre que se utilice correctamente, ya que su mal uso puede ocasionar diversos problemas:
- Daño en las encías provocado por una mala orientación o exceso de presión del chorro del agua.
- En caso de tener heridas en la boca o haberse sometido recientemente a una operación, puede resultar bastante molesto y causar problemas de cicatrización.
- En un estado avanzado de enfermedades periodontales, las encías son bastante sensibles, por lo que puede ser contraproducente.
Recuerda leer las instrucciones antes de usarlo y consultarlo con tu dentista para seguir sus recomendaciones. En ningún deberá reemplazarse por el cepillado dental, sino introducirlo en la rutina diaria de higiene oral junto al hilo dental después de cepillarte los dientes.