La fluorización es una técnica empleada en aquellos niños que presentan una clara tendencia a sufrir caries.
Clásicamente se ha comprobado que los ácidos de las bacterias que originan la caries producen desmineralización del diente. El flúor es capaz de aumentar la remineralización de esas zonas desmineralizadas facilitando la creación de fluorapatita que contiene calcio y fosfatos.
Por lo tanto, es posible hallarlo en alimentos de procedencia animal como las sardinas, el salmón o el hígado de vaca, pero también en aquellos de origen vegetal como el tomate y la patata.
Pero, además, hay un dato que muchas personas desconocen: la principal fuente de flúor es el agua que bebemos.
Se ha demostrado, asimismo, que puede ser conveniente la aplicación de flúor sobre el diente en determinadas circunstancias. Las enumeramos a continuación:
Niños que presentan tres o más caries en sus dientes de leche o en uno definitivo.
Pacientes con ortodoncia. Esto se debe a que cuando se llevan brackets la higiene puede verse dificultada.
Personas que, en general, tienen un alto riesgo de acabar desarrollando caries.
Pacientes con malformaciones bucales.
Niños con deficiencias mentales o físicas, ya que les cuesta mantener una buena limpieza bucal.
En el caso de que se opte por efectuar una fluorización, se pueden barajar cualquiera de las diferentes metodologías existentes para ello:
usados durante el cepillado dental.
que se suelen aplicar en la misma consulta del odontopediatra. Para ello se recurre a un molde de plástico en el que se coloca el flúor y que se ajusta a las arcadas dentales (superior e inferior). Estas deben mantenerse cerradas durante unos cuatro minutos.
Los dientes deben estar muy limpios antes de su aplicación con el propósito de que el flúor se adhiera a la superficie del diente.
La fluorización es un proceso muy sencillo que apenas causa molestias en los niños. Por lo tanto, no tendrán nada que temer llegado el momento.
Uno de los propósitos de este tratamiento es mejorar la salud de los dientes e incrementar su protección natural. Pero no hay que olvidar que la fluorización debe realizarla un profesional, pues un exceso puede derivar en una fluorosis dental.
Esto último es un trastorno ocasionado por la sobreexposición a los fluoruros durante el desarrollo, y que perjudica al esmalte. Además, el flúor se considera un elemento tóxico.
Remineraliza el diente y lo vuelve más resistente.
Disminuye la placa bacteriana y reduce la actividad bacteriana propia de la caries.
Impide que el esmalte se desmineralice por la acción de los ácidos que penetran en él.
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